Romería para recordar la desaparición de Bárcena y Posada del río hace ahora medio siglo
Aquellos niños de Bárcena del río y Posada del río que abandonaron los dos pueblos hoy inundados por el pantano recogen el testigo de recuperar la memoria de estos lugares y celebrarán el próximo 5 de julio una romería ante el embalse, donde acercarán las imágenes de la Magdalena y San Roque al pie de las aguas que cubren los poblados de los que partieron hace 50 años.
Según explica el portavoz de la Asociación de Vecinos del Pantano de Bárcena, Enrique Enríquez, se trata de un acto que pretende reunir a antiguos habitantes y descendientes para mantener viva la memoria del pueblo.
Para ello, han elaborado un programa de actividades, a modo de romería tradicional, que esperan sea la primera de muchas en lo sucesivo.
En carro de bueyes, a las 11h. del domingo 5 de julio, regresarán a su antiguo lugar las imágenes de La Magdalena y San Roque. Permanecerán en la “Erina” del pantano durante toda la celebración acompañados de gaiteros.
Después (12,30h.) ofrenda floral al pie del pantano, y sobre el velero “Mencía” que flotará sobre los desaparecidos pueblos.
Misa campestre después en la “Erina” con actuación del coro rociero Virgen de la Estrella, para dar paso a una jornada de bailes tradicionales (muñeiras y jotas) comida y buen beber, según apunta la Asociación.
Esta primera edición se enmarca en la celebración del 50 aniversario del comienzo de la inundación de los pueblos para el llenado del pantano, en el verano de 1959, y que culminó en el 61, cuando Francisco Franco visitó las obras y ofició su inauguración.
Bajo las aguas desaparecían dos pueblos, Bárcena del río y Posada del río, y sus cerca 450 habitantes (unos 250 de Bárcena y 200 de Posada) se vieron obligados a realojarse en los pueblos aledaños o en el nuevo Bárcena.
Dos pueblos bajo las aguas
Bajo las aguas todavía quedarán los restos de unos pueblos dedicados a la agricultura, y cuyos ciudadanos se emplearon después en las obras del muro de contención que sería la sepultura de sus aldeas. La descripción de los Elidio Rodríguez, otro de los vecinos que era un niño cuando abandonó Bárcena, es de “unos pueblos muy bonitos, entre dos vegas”, y que hoy “no hubiera sido tan fácil inundar”, claro que en aquel entonces el régimen autoritario prohibía cualquier manifestación opositora a los planes estatales.
Pero sí que hubo cierta resistencia, según explica la asociación, puesto que parte de los vecinos sólo desalojaron sus hogares cuando el agua alcanzó las puertas, “muchos no había cobrado todavía la indemnización”, explican.
Una experiencia “traumática” para los mayores que abandonaron su lugar de origen y a sus antepasados bajo una capa de hormigón que cubría los cementerios, pero que fue “ilusionante por la nueva vida” para los pequeños que hoy recuperan la memoria de estos pueblos con esta romería.
A pesar de todo, los descendientes aprueban el sacrificio de Bárcena y Posada, porque “el pantano es muy beneficioso para todos”, algo que no impide tener presente la existencia bajo las aguas de dos pueblos bercianos.
Siempre quedará aquel que dice contemplar la torre de la ermita el año que el embalse está bajo.