Peña Infierna
Introducción
Peña Infierna o el Pozo de la Górgora es una profunda y cerrada garganta, que han labrado el arroyo de la Górgora, o Estrecho, y su afluente el Mostruelo, que baja por el valle de Vidriales, en un potente banco de conglomerado que constituye la base de los terrenos carboníferos. Está localizada en termino de Montealegre, municipio de Villagatón.
Aproximación.
El itinerario comienza en el pueblecito de Montealegre por lo que en la subida del puerto de Manzanal desde El Bierzo, por la Autovía A-6, tomaremos el desvío señalizado a Brañuelas. En el inmediato cruce nos desviaremos por la primera a nuestra derecha, señalizada en dirección a Montealegre, volviendo casi hacia atrás. Podemos aparcar en el pueblo o en las inmediaciones del polideportivo que queda a unos 100 m de la carretera antes de la entrada al pueblo.
Ruta
Itinerario.
En cualquier caso partimos del polideportivo por un camino que va por su parte superior y desciende hasta el próximo valle. Despreciamos el que, por nuestra derecha, sigue valle abajo y que será por el que regresaremos, y continuamos por la ladera. Pronto el camino se vuelve senda, recientemente desbrozada. Al llegar a un cortafuegos hemos de ascender un tramo por él y pronto unos hitos nos indican por donde continua el sendero. Desde la ladera se adivina, pero no se ve, el desfiladero. Si queremos acercarnos podemos hacerlo por la próxima loma descendiendo a campo través. Siguiendo el sendero desbrozado, bajaremos al valle, subiremos el roquedo de la otra vertiente del arroyo de Vidriales y bajaremos nuevamente hasta el arroyo Estrecho. En este tramo hay algunos pasos algo comprometidos para los no habituados a la montaña y se pasa al lado de los restos de unas minas probablemente de época romana y para el beneficio del oro, o tal vez de hierro. Primero por la margen izquierda y luego por la derecha del arroyo se desciende hasta encontrar la mejor conservada de todas las minas. Siguiendo arroyo abajo puede recorrerse el desfiladero aunque, en mi opinión, con un riesgo demasiado alto para los no habituados a la montaña. Es mejor ascender un poco por otro senderillo, que sale frente al puente natural que forma un gran bloque, hasta un cortafuegos que seguiremos, con unas vistas impresionantes, hacia la derecha hasta la inmediata loma. Abandonamos el cortafuegos por un senderillo que nos lleva hasta la vaguada y un pequeño collado entre frondosas encinas. Si descendemos por la vaguada hacia nuestra derecha podemos bajar al fondo de la garganta, si continuamos al frente y descendemos hacia la izquierda llegaremos, con una bajada vertiginosa, hasta la entrada del desfiladero al lado de la presa de toma de agua y del pequeño merendero. Continuaremos valle abajo, por entre ruinas mineras, hasta el primer arroyo que baja por nuestra derecha. Subiremos por un camino que sale a su vera y que, valle arriba, nos llevará al punto de partida. Sin detenernos y sin desvíos de la ruta emplearemos algo más de dos horas en efectuar el recorrido.
Otros itinerarios.
Pasando el pueblo, se puede continuar por pista de tierra hacia el fondo del valle y, en el primer cruce, tomar la dirección valle arriba. Así llegamos a una mina abandonada, donde podemos dejar el coche o, si la comodidad nos puede, continuar con él hasta el pequeño merendero habilitado en la misma entrada del desfiladero.
Si se quiere recorrer el desfiladero la mejor opción, en mi opinión, es partir de la presa que constituye la captación de agua potable para Torre del Bierzo. Por nuestra izquierda hemos de comenzar la ascensión por un senderillo apenas marcado que, en sucesivos resaltes, nos conduce a una terraza que recorre parte del desfiladero a media altura. Por ella avanzamos hasta traspasar el contrafuerte que delimita la cuenca del arroyo Mostruelo, por una estrecha grieta. Desde aquí, descendemos en dirección franca hacia la confluencia de los ríos, en continuos quiebros, aprovechando unas viras que recorren la pared. Y ya estamos en el fondo: la oscuridad y el ruido del agua, nos hacen parecer que estamos en otro mundo. Solo unos metros a nuestra derecha está la confluencia de los arroyos y un impresionante bloque taponando el cauce. Aunque los deseos de descalzarse y recorrer la garganta hacia abajo acucien, se debe rechazar la tentación de plano pues no hemos de olvidar que el agua es para beber. Y además, por la otra margen de la garganta, podremos bajar al fondo otra vez solo unos metros más abajo de donde nos encontramos. Por encima del bloque seguiremos hacia arriba hasta una pequeña cascada.. Habremos tardado unos tres cuartos de hora.
Si no estamos acostumbrados a trepar por la peña, es mejor retroceder y disfrutar de lo visto. Si sabemos encararnos con ella podemos trepar por un fresno a una terraza sobre la cascada y desde esta por la peña hacia arriba hasta otra terraza cubierta de grandes bloques, donde hay grietas impresionantes, y desde donde volveremos sobre el cauce. Desde aquí, y sobre un bloque empotrado en plena garganta apreciaremos su parte más cerrada. Se sale por una vira, en la parte más alta de la terraza, sobre la que debe uno arrastrarse, casi colgado sobre el desplome, a unas grutas ya al final de la garganta. Merece la pena continuar río arriba bajo un frondoso bosque de ribera, hasta encontrarse con otro bloque constituido en puente natural y seguir el itinerario descrito. En todo el recorrido habremos empleado no menos de dos horas y media, pero puede ser mucho más si nos extasiamos en las emociones.
La garganta se puede recorrer de muy diversas formas aprovechando terrazas, repisas y viras e incluso entrando o saliendo por los arroyos que confluyen en ella.
Observaciones
Paisaje.
Esta garganta es algo que no se espera en un lugar de formas suaves y todo en ella resulta sobrecogedor: las paredes verticales que parecen cerrarse en el cielo, la penumbra que lo invade todo, el ruido del agua que reverbera en las paredes.
Fauna.
Abunda el jabalí y es posible ver algún corzo o perdiz. Hay abundantes rastros de cazadores, furtivos o no.
Flora.
Hay acebos y avellanos. La hiedra recubre algunas paredes. En los alrededores urces y encinas. Al lado del arroyo humeros, fresnos y alguna salguera. Y, haciéndose notar muy punzantemente, abundan las aulagas.
Riesgos.
Es un recorrido peligroso, por los despeñaderos: no se debe acometer sin experiencia ni con el suelo mojado pues la roca se pone muy resbaladiza. Otro riesgo adicional son los lazos que abundan en los senderos.
Se debe tener especial preocupación por la contaminación y no olvidar nunca que el agua del río es para beber.
Mapas.
Mapa nº 159 del Instituto Geográfico Nacional a escala 1:50.000 y mapas nos 159-III y IV del mismo Instituto a escala 1:25.000.
Ivo García Álvarez