La vuelta al Bierzo en 15 días
Por las piedras del camino hacia las estrellas: un círculo mágico en la comarca
Las dos caminantes disfrutaron de un instante de reposo a su paso por Salentinos en su recorrido por todas las rutas de La Mirada Circular. a.g.
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Ángel González Ponferrada
Cuenta la historia de Phileas Fogg, un millonario Inglés residente en Londres, miembro del ‘Reform Club’, apuesta a Stuart que puede dar la vuelta al mundo en tan sólo 80 días. En esta aventura será acompañado por su sirviente Passepartout, de origen Francés.
La historia de Gema María Parras Serradilla, Madrileña, y BrigitteStreicher, de Viena, Austria, es real, pero pareciera haber sido escrita por Julio Verne, autor de la novela, La vuelta al mundo en 80 días.
Ambas comparten profesión, Gema es profesora de secundaria de la asignatura de Filosofía, Brigitte, imparte en Austria clases de latín, griego y alemán.
Se conocieron hace cinco años cuando realizaban el Camino de Santiago, y desde entonces, no han permitido que la distancia de sus residencias, impida mantener su amistad y la pasión por la aventura.
Una visita casi por azar a la web de La Mirada Circular es donde nació la idea de hacer estas rutas desconocidas hasta entonces para ellas, como dice Gema, la página web “te invita a hacer La Mirada”.
Hacer las quince etapas en quince días, fue una idea que surgió por el desconocimiento del terreno. Creían que la Mirada Circularera un camino más, que era fácil, y que este proyecto había sido concebido con la idea de una etapa, un día.
El itinerario de Gema y Brigitte se inicia en Peranzanes, su primera etapa, su primer contacto con el Bierzo.
El terreno por el que transcurre el primer día no entraña grandes dificultades, pasan por Castro Chano, se maravillan de la belleza de Los Ancares. Ha sido un día ‘redondo’ pudieron desayunar, tienen todos losservicios, señalización, por la noche encuentran alojamiento sin dificultad en una casa rural, cenan caliente, pueden ducharse, y dormir bajo techo, nada les hacía imaginar la dureza de los días siguientes.
Un bonito camino, pero lleno de zarzales, les lleva en su segunda etapa hasta Campo del Agua, “un sitio especial, lleno de típicas Pallozas bercianas”.
En la mañana del día siguiente, empiezan a pensar en el peligro de caminar solas por los montes, pasando al temor, cuando leen en el pasaporte del recorrido de La Mirada Circular, que caminan por una zona de lobos, de osos, y aunque intentan convencerse de que no se cruzarán con ninguno de estos animales, permanecen durante todo el recorrido, pendientes y atentas a cualquier ruido.
Descubrir la gastronomía berciana, es sin duda otro de los atractivos de La Mirada Circular, ese día comparten mantel con el embutido rey, el botillo.
Por la orilla del río suben hasta Pajares, amplían su conocimiento gastronómico, para comer fabada.
Esa misma noche, Gema engancha una lazada de su bota y cae lesionándose en una mano, las molestias y los dolores la acompañarán durante el resto de las etapas.
En su quinta etapa, descubren una de las cosas que más les ha llamado la atención, en Remide, hallan una iglesia que ha sido devorada por la vegetación, al lado de la iglesia, los restos de tumbas que componen lo que en su día fuera el cementerio. Su caminar transcurre entre castaños hacia Moldes.
La etapa que ha de llevarlas hasta Cabeza de Campo, transcurre por la orilla del río Selmo.
En Carucedo deslumbran dos tremendas ‘torres rojas’, sin lugar a duda son Las Médulas. Es en Carucedo donde disfrutaran de otro ‘festín’, botillo con verduras y la recomendación del tabernero, chupito de Mandrágora.
Para Brigitte es muy emocionante, (lo único que conocía de Las Médulas, era por una foto en un póster promocional) descubrir cómo los romanos sacaban el oro del monte con el agua. Gema que ha leído muchos textos clásicos sobre Las Médulas, se pregunta “si lo autores de estos libros han podido comprobar la grandeza de estos parajes”.
El exceso de relax en un descanso, hace que la subida hasta Peñalba se convierta en uno de los momentos más difíciles.
En el Acebo, se alojan en la casa rural que regenta un joven vegetariano, con unas espectaculares vistas al valle. Como es obvio, la cocina que ofrece es vegetariana.
Sentadas sobre una muralla, observan una bajada de sol sobre las montañas del valle, “sin duda una de las instantáneas que nos llevamos para siempre”.
Pasarán por Folgoso de Montes, un pueblo en ruinas: “hemos visto otros abandonados, pero no en ruinas, las casas están destruidas”.
En su recorrido por las etapas de La Mirada Circular, llegan hasta Matavenero (poblado hippie) donde Gema y Brigitte, se sienten extrañas, “creíamos estar viviendo una película, sólo te miran, nadie dice nada”. Su llegada al poblado coincide con una concentración de ‘Ecoaldeas’, lo que hace imposible que pasen desapercibidas, pues todos van con una indumentaria muy similar. ParaGema “esto no es una forma muy natural de vivir, y tampoco diría que son hippies”.
Nuestro encuentrose produce en el bar La obra de nuestros amigos Tino y Marta, en Salentinos. El cansancio y esfuerzo de tantos días se reflejan en sus rostros, no en vano, llegan de San Facundo, donde han vivido sin duda su peor noche.
Gema recuerda que las horas que transcurrieron desde que anocheció hasta que a la mañana siguiente se pusieron de nuevo en marcha, han sido las de mayor miedo de las vividas en su recorrido por el Bierzo. No encuentran alojamiento, tienen que dormir en la calle bajo el balcón de una casa que les sirve para cobijarse de la lluvia. Los ruidos de la noche, la soledad y el temor a lo desconocido, no les deja dormir “tuvimos que hacer guardia, sólo dos horas hemos dormido cada una”. “Cuando estás por el día con la gente no lo piensas, pero cuando se acerca la noche, descubreslos ruidos y la vida en la oscuridad”
El viernes finalizaron La Mirada Circular, llegaron a Peranzanes, punto de partida de esta intrépida aventura, sólo el azar ha querido que su llegada coincida con la fiesta de la Virgen de Trascastro.
Sin duda cansadas, pero sabedoras, ahora, que su esfuerzo es pionero, son las dos primeras personas que realizan el recorrido de La Mirada Circular en quince días.
Para Gema y Brigitte este camino en nada se parece al Camino de Santiago, “estás totalmente solo, en contacto con la naturaleza, en el Camino de Santiago conoces a mucha gente, hablas con todo el mundo, aquí te das cuenta de todo, los ruidos del agua, los pájaros, los animales, produce un poco de incertidumbre ante este desconocimiento, ante esta soledad, es una experiencia única”.
“Este camino no es recomendable para hacerlo solo, en grupo es ideal y divertido, la falta de infraestructuras donde en ocasiones tienes que pasar la noche a la intemperie. Es recomendable hacerlo en compañía de gente, algo que para el camino de Santiago no es necesario, es mejor hacerlo solo”.